MIKI OCA: “SOY AFORTUNADO POR HABER COINCIDIDO CON DOS GRANDES GENERACIONES DE WATERPOLISTAS COMO JUGADOR Y COMO ENTRENADOR”
Pocas veces se puede tener la fortuna –sin duda fruto del trabajo y del valor personal del deportista- de haber sido medallista olímpico tanto como jugador como como entrenador. Miki Oca reúne esa característica. Si hubo un factor suerte en su carrera puede haber sido el haber coincidido con sendas generaciones de oro: primero como deportista y luego como entrenador, con la mejor generación de mujeres del waterpolo español –hasta ahora-. Él mismo lo confirmó en su entrevista con Historias de los Juegos: “Sé que soy muy afortunado por haber coincidido cono jugador con una grandísima generación con la que he podido vivir momentos inolvidables y conseguir muchos méritos y como entrenador igual, con una gran generación de chicas”.
Como jugador le tocó vivir el momento de oro del combinado español de waterpolo (en Atlanta 96) y, a su vez, la mayor decepción, pese a que supusiera una valiosa plata, al perder la final de Barcelona 92 ante Italia tras seis prórrogas: “La verdad es que las dos fueron dos experiencias muy emocionantes y potentes. La primera porque eran unos Juegos en casa y fue algo alucinante. Jugar unos Juegos Olímpicos en casa es una experiencia que no creo que sea comparable con cualquier otra cosa. El ambiente era espectacular. Respecto al resultado sí que es cierto que nos quedamos todos un poquillo tocados, aunque era una medalla de plata. Nunca habíamos tenido una medalla olímpica en waterpolo, pero con las circunstancias que hubo y que sabíamos que podíamos ganar nos quedamos un poquillo tocados”. De Barcelona 92, los Juegos en casa, el madrileño destaca el tremendo ambiente en la piscina Pi Cornell: “La gente empujaba, golpeaba con los pies, aquello vibraba. Como ambiente yo no he vivido una cosa igual. La final era una final olímpica pero era un partido importante como muchos de los que se juegan. Había un punto de tensión y de nervios pero también el apoyo de las gradas y el deseo de jugar que nos empujaba a intentar ganar”.
El varapalo que sufrió el equipo español al perder de la forma en que perdió fue grande y pudo haber afectado a sus protagonistas a nivel mental. Sin embargo, Miki Oca no lo ve así: “No sentimos tanta presión, más que nada al principio. Es algo que tienes dentro de tu cabeza pero somos deportistas, y los deportistas sabemos que cada año es una historia diferente y hay que trabajar mucho y pelear muy duro para el siguiente año estar en el podio porque hay muchos equipos que trabajan muy bien, con muchos jugadores de mucha calidad. En Atlanta no sentíamos presión de tenerlo que hacer mejor que en Barcelona. Teníamos la ilusión de querer ir a por una medalla”. Pero en el ciclo olímpico siguiente, los jugadores españoles se resarcieron con creces. El ex jugador lo ve así: “Gracias a Dios cuatro años más tarde tuvimos la suerte de poder ir a otros Juegos Olímpicos y quitarnos esa espina de Barcelona y llevarnos el oro y aquello fue una sensación alucinante porque fue como el sueño que habíamos tenido todos desde pequeñitos. Todo niño que hace un deporte -salvo el fútbol- sueña con ser campeón olímpico”. Oca llega a calificar de “liberación” los Juegos de Atlanta: “Habíamos estado cuatro años con ese mal sabor de saber que habíamos estado a punto de llegar a lo máximo y al final se nos había escapado. Cuando te pasa una cosa así piensas que no se repetirá más en la vida, porque esto no pasa todos los días, y por eso fuimos muy afortunados de que cuatro años más tarde tuviéramos la ocasión de llegar a otra final y en esta ocasión, ganarla”.
A Miki Oca le tocaron en suerte vivir de cerca dos ediciones olímpicas absolutamente diferentes entre sí. Las de Barcelona fueron consideradas de entre las mejores de la historia, completamente diferente es el caso de las de Atlanta. “Los de Barcelona fueron unos JJ.OO. espectaculares; se habla de que fueron los mejores. Fueron buenísimos. La villa olímpica además estaba en un sitio ideal, al lado del mar; estaba todo muy bien organizado y el ambiente que teníamos era algo alucinante. La piscina estaba a tope de público, con todo el mundo volcado, incluso por la calle cuando ibas con el autobús. Respecto a Atlanta desde mi punto de vista personal no sé si percibimos si estaba mal organizado o no, porque estábamos muy metidos en la competición. Sí que recuerdo que un día, creo que el de la final, que un trenecito que nos llevaba desde el alojamiento a la piscina estuvo parado mucho tiempo”.
Pero sus experiencias olímpicas no se limitan –que ya es más que suficiente- a esas dos ediciones con sus respectivas medallas. Miki Oca es el seleccionador femenino desde 2010 y con sus jugadoras ha ganado una medalla más: la plata de Londres 2012. Oca valora su labor en esta nueva etapa: “Como entrenador tengo la sensación de que te responsabilizas más, te sientes más responsable de la marcha del grupo. Al fin y al cabo eres el responsable del equipo, mientras que cuando eres jugador eres una pieza más. Me gusta el trabajo de entrenador, de analizar al rival, realizar la táctica, el día a día con el grupo…Es una cosa que me apasiona”. Y tras un pasado reciente brillante el seleccionador ve con optimismo el futuro del conjunto femenino español: “porque además de las chicas que están triunfando ya, hay jóvenes que están trabajando en otras categorías que sabe competir. No valoro si es el despegue del waterpolo femenino español. Lo que tratamos es trabajar a diario para mejorarnos y a partir de ahí afrontar las competiciones”. En cualquier caso, Oca nos confesó que ha “disfrutado de mis dos facetas [jugador y entrenador] muchísimo”. Es posible que su bagaje de medallas olímpicas aún no se haya cerrado.
Actualización: La selección femenina española de waterpolo, con Miki Oca como entrenador, volvió a ganar una medalla olímpica: la de plata en los Juegos de Tokio 2020