EL PRIMER RECUERDO OLÍMPICO DE LOS CAMPEONES DEL DEPORTE IV
Siempre que preguntamos a los actuales campeones sobre su primer recuerdo olímpico nos dicen, en caso de ser españoles, los Juegos de Barcelona 92 y, en concreto, la imborrable carrera de Fermín Cacho. Pero en esta ocasión preguntamos a deportistas, digamos que más veteranos, campeones incluso antes que dichos Juegos disputados en España. En la mayoría de los casos nos resultan hasta entrañables, ya que en sus respectivas infancias no había las facilidades actuales para seguir por televisión el mayor evento deportivo (ni en realidad nada en general).
Es el caso del regatista Alejandro Abascal, oro en la clase Flying Dutchman. El campeón en Moscú 80 tuvo que conformarse con ver los Juegos de Roma de 1960 en el cine. Hasta allí le llevó un buen día su padre a ver la película que sobre dichos Juegos se realizó. Salió de allí entusiasmado, hasta el punto de decirse: ““Yo tengo que ir a unos Juegos Olímpicos”.
Dos que vieron los Juegos ya en televisión pero de forma un tanto precaria son el nadador David López-Zubero y el jugador de hockey hierba Juan Amat. Éste, perteneciente a una larga familia de olímpicos (muchos de ellos medallistas e incluso campeones), y a su vez plata en Moscú 80, vio sus primeros JJ.OO. en un televisor –por descontado en blanco y negro- que su familia compró ex profeso para ver competir a los hermanos de Juan en los Juegos de Tokio 64. Tuvieron la suerte de poder verlos al transmitir al menos un partido de España, el que les enfrentó a Holanda. Por su parte, el nadador medallista de bronce en Moscú 80, vio sus primeros Juegos en el año 72. Como cada verano, iba con toda su familia de su Florida natal a la casa de su abuela en Zaragoza, de donde son originarios sus padres. Ese verano del 72 el niño David tuvo la oportunidad de gozar con el que era su ídolo: Mark Spitz y, así, vio sus siete medallas olímpicas en un pequeño televisor a blanco y negro. Además tuvo la suerte de ver todas sus intervenciones, ya que en España se transmitieron todas las carreras, desde las series, cosa que no ocurría por entonces en Estados Unidos, que solo daba las finales.
Vamos avanzando en Juegos pero con recuerdos olímpicos aún en blanco y negro. La campeona de hockey en Barcelona 92 Mercedes Coghen quedó impresionada con la gimnasta Nadia Comaneci en Montreal 76.
Pero la mayoría de las veces –como en el caso de López- Zubero y su ídolo Mark Spitz- los grandes campeones se fijan, desde muy pequeñitos, en los ídolos del momento del que es ya o se convertirá en un futuro en su especialidad deportiva. Es el caso de la gimnasta de rítmica ucraniana Anna Bessonova, que tiene como primer recuerdo a su compatriota y colega Alexandra Timoshenko en los Juegos de 1992. Anna era fan de Timoshenko desde pequeña y, viéndola en Barcelona 92, soñó con ir algún día a los Juegos Olímpicos. Por entonces era demasiado pequeña y, como nos confesó: “no sabía hasta qué punto iba mi carrera a ser lo suficientemente seria como para cumplir ese sueño”. Su satisfacción fue plena cuando más tarde tuvo la oportunidad de conocerla en persona.
Aún se estrechó un vínculo mayor entre el campeón de triple salto en Pekín 2008 Nelson Évora y el ídolo al que vio por televisión en el primer momento olímpico que recuerda: a Iván Pedroso en la final del salto de longitud de los Juegos de Sidney 2000. Decimos que se estrechó la relación entre ambos porque no es que Nelson llegara a conocerle sino a que, paradojas de la historia,el cubano se convirtió en su entrenador. Algo lejano queda el recuerdo de ese verano del 2000 en el que el niño Évora, para ver a su ídolo Pedroso, llegaba a mentir a su madre diciendo que se iba a dormir, pero luego iba al salón para ver en la tele la final, de la que disfrutó especialmente porque ganó el atleta que a él más gustaba. Su madre no llegó a enterarse nunca…