MOMENTOS OLÍMPICOS MÁGICOS 39: EL ESCÁNDALO EN EL COMBATE DE PEKÍN 2008 QUE CAMBIÓ EL REGLAMENTO DEL TAEKWONDO
A veces los errores producen cosas positivas y cambios a mejor. La británica Sarah Stevenson padeció un gravísimo error de los jueces durante la disputa de los cuartos de final de taekwondo en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 pero, por suerte para ella y para la justicia en el deporte, la cordura imperó y los jueces capitularon y entraron en razón. Aquel error también devino en un cambio radical en su deporte, fundamental para que continuara siendo incluido en el calendario olímpico.
Lo que ocurrió en aquella edición olímpica fue que la británica iba perdiendo por un punto ante la doble campeona olímpica –lo había sido en Sidney 2000 y Atenas 2004-, la china Chen Zhong, que además competía en casa. Faltaban diez segundos para el final del encuentro y, como decimos, la local iba por delante con tan ligera ventaja. En ese momento se produce una patada de la británica, un golpe alto en la cabeza al que el reglamento otorga dos puntos. Es decir, tomaría la delantera a falta de tan escaso margen de tiempo. Pero de los cuatro jueces que hay sólo dos registran el golpe, siendo necesario que lo hagan al menos tres de ellos para que suba al marcador. Así, se da por finalizado el combate con victoria de la china Zhong.
El equipo británico acudió presto a realizar una queja oficial. Stevenson ya declaraba que la causa de su derrota no era otra que haber competido contra una china en su país, además siendo vigente –por entonces- campeona olímpica. Demasiada “presión” para los jueces. “Es algo que odio en este deporte: que los jueces puedan controlar las vidas de la gente de esta manera, quitando puntos y haciendo lo que quieren”, llegó a declarar la inglesa. Pero entonces ocurre lo inesperado: pasados una quincena de minutos regresan los oficiales, los cuales habían estado revisando las imágenes de televisión. Y reconocen su error, dándole la victoria a la europea. En su declaración, el panel de supervisión de la competición declaró que tras haber revisado con detenimiento las imágenes de vídeo y según estipula el reglamento concedían la victoria a Sarah Stevenson. En su comunicado añadieron “lamentarlo profundamente por los espectadores chinos, pero la justicia es lo primero” y finalizaban con un “gracias por su comprensión”. Increíble: a los oficiales responsables no les habían pesado dos hechos: la nacionalidad de la ahora damnificada y su condición de doble campeona olímpica. También hay que tener en cuenta que el resultado justo se impuso, una vez más, gracias a la ayuda tecnológica de las imágenes televisivas. Por si había dudas sobre la utilidad de las mismas.
Lo que ocurrió más adelante fue que Stevenson perdió su siguiente encuentro de semifinales, aquejando que la tensión, la espera y la incertidumbre le habían sin duda afectado. Al menos sí ganó el siguiente –entre los abucheos del público chino-, que además le proporcionó una medalla olímpica (de bronce), la primera para el taekwondo de su país.
Aparte de la valiosa medalla olímpica Sarah Stevenson despuntó en Mundiales (donde consiguió tres oros) y, por descontado, en Europeos. En los Juegos de Londres, esta vez en su propia casa, fue la elegida de entre los miles de atletas participantes para pronunciar el juramento de los mismos en la ceremonia de inauguración, pero en cuanto a competición se refiere le fue mal, cayendo en primera ronda. Algo lógico debido a que venía con una ligera lesión y, sobre todo, a la tragedia que había pasado pocos meses antes, con las repentinas e inesperadas muertes tanto de su padre como de su madre en un intervalo de pocos meses.
La polémica de esos cuartos de final en Pekín 2008 también trajo otra –positiva- consecuencia, que ha cambiado el taekwondo ya desde entonces para siempre: la introducción de unos chalecos electrónicos que señalan los puntos al ser sensibles a las patadas, lo que proporciona resultados más justos y objetivos. Sin embargo, en sus comienzos esos chalecos no eran demasiado fiables, lo que llevó a que algunos deportistas, entre los que se encontraba Sarah Stevenson, se negaban a usarlos, boicoteando los torneos en los que su uso era imperativo. Una vez desarrollados, estos chalecos han evolucionado este deporte y permitido que siga en el calendario olímpico, pues los escándalos en resultados eran demasiados ya y pesaba una losa sobre su exclusión de los Juegos.