ORLANDO ORTEGA: “ME HIZO ESPECIAL ILUSIÓN DAR UNA MEDALLA A ESPAÑA”
Orlando Ortega es otro de esos atletas cubanos que ha proporcionado gloria olímpica a España. En su caso fue en los Juegos de Río 2016 en la prueba de 110 metros vallas, una plata que, como reconoció el propio atleta a Rincón Olímpico, compensa los duros años previos: “Creo que fue en parte un premio a tanto sacrificio. Gracias a dios siempre tuve fe en que podría hacerlo. Haber logrado ese resultado me hace estar muy contento”. El sacrificio al que se refiere, amén del lógico debido a duros entrenamientos físicos, se debe a su proceso de nacionalización española. La primera vez que pudo competir defendiendo los colores españoles fue precisamente en unos Juegos Olímpicos, donde además consiguió medalla. Doble recompensa al esfuerzo: el propio y el de su nuevo país. Una manera inmejorable de estrenarse que el atleta ex cubano no piensa dejar en esa plata: “Me hizo especial ilusión dar una medalla a España. Era lo que más tenía en la cabeza: darle un buen resultado a España. Llegué aquí con ese objetivo, con esa ilusión. Pero creo que eso no va a quedar ahí, van a seguir llegando muchos resultados para España. Intentaremos darle un poco más cada día”.
Orlando Ortega está como loco queriendo proporcionar más medallas a España, casi tan motivado como cuando, finalizada la final olímpica de Río, fue a buscar como un poseso la bandera española, rechazando incluso una cubana que alguien le presentó: “Estaba como loco buscando la bandera española, la verdad, hasta que apareció, gracias a dios. Ese recorrido no podía faltar. Yo estoy muy orgulloso de estar aquí en España, muy orgulloso de todo lo que España me ha brindado, sobre todo la tranquilidad. Van a seguir llegando resultados como ese”. Se nota que Ortega tiene madera de campeón, pues no le falta la ambición típica de los grandes campeones, siempre ávidos de conseguir más: “Con la plata de Río aún no he cumplido mi sueño, para nada. Eso es un granito más de la comida que estoy haciendo”, aunque añade: “la plata de Río ha sido una plata muy soñada, el estar ahí en una final olímpica y más allá de eso, el resultado de una medalla olímpica. Estoy muy contento, feliz y orgulloso por ello. Sabía que podía tener un buen resultado. Simplemente me concentré en llegar a la final y hacerlo todo”.
El vallista, que ya fue olímpico –por Cuba- en Londres 2012, muestra una gran capacidad para aprender de las peores situaciones que ha vivido y las transforma en algo positivo: “Mis años previos [a la medalla de Río] no creo que hayan sido años malos, simplemente son percances y circunstancias de la vida con los que tenemos que enfrentarnos”. De igual manera aprendió de su primera experiencia olímpica, que no fue todo lo positiva que esperaba: “Competí con 20 años y estuve en la final, cosa que no me esperaba. Súper feliz de mi experiencia en esos Juegos. Los viví igual de emocionado y orgulloso. Tengo buenos recuerdos de esos Juegos, aunque solo de la final, porque estuve dos veces malo antes. Tenemos aún una espinita clavada con Londres, queremos mejorar eso. La experiencia en Londres me sirvió mucho para Río, para que llegara allí con más seguridad y tranquilidad. Sabía muy bien lo que quería en Río y ese punto de experiencia que me faltaba en Londres ya lo tenía en Río”.
El nacido en Artemisa nos cuenta al detalle cómo vivió desde dentro su final de Río: “En Río estaba muy presionado en la semifinal. El principio de la carrera me costó mucho. Gané mi semifinal y cuando fui a hablar con mi padre, mi entrenador, me preguntó si me pasaba algo, que estaba corriendo muy presionado y me dijo que me relajara y me soltara y disfrutara y me dije que la final era, efectivamente, para vivirla y disfrutarla. Lo malo había pasado ya. La disfruté mucho, mucho, mucho, la verdad”. Porque en su anterior experiencia olímpica de Londres 2012 lo pasó incluso peor en cuanto a presión se refiere, tal y como nos contó: “En Londres el que era mi entrenador entonces me decía que tenía que ganar mi eliminatoria obligado. La pasé y llegaron las semifinales. Me dijo lo mismo: “Para llegar a la final tienes que ganar las semifinales, sí o sí”. Tenía veinte añitos y yo decía dentro de mí: “¿Cuándo será que voy a respirar?”. Sabía que tenía que llegar o primero o segundo, una de dos. Llegué segundo y llego a la zona de calentamiento, veo a mi entrenador y le digo: “Ya cumplí con mi objetivo. Ya no más presión” y me dijo “Ya lograste tu objetivo. Ahora a disfrutarlo” y sentí que iba a la final con una presión que me había quitado de encima y, en efecto, esa final la disfruté, aunque no fue muy buena la disfruté mucho”. Toda esa experiencia le sirvió de cara a Río. Tenía que pasar por el trámite de una primera experiencia olímpica y la presión que conlleva para llegar al ansiado podio olímpico.