LA PECULIAR APUESTA ENTRE EL MATRIMONIO OLÍMPICO DE CHRISTINA OBERGFÖLL Y BORIS HENRY
Boris y Christina forman una pareja peculiar. Ambos son alemanes y se han dedicado al mismo deporte –atletismo- y especialidad –lanzamiento de jabalina-, aunque la diferencia de ocho años de edad entre ambos sea la suficiente como para que apenas hayan coincidido nunca en sus carreras deportivas. En cuanto a Juegos Olímpicos él compitió en los de Atlanta y Sidney, mientras que ella lo hizo en los de Pekín, Londres y Río. De hecho, Boris ya está retirado, desde 2004, debido a una luxación en su hombro derecho, y ella corrió su última competición poco después de Río 2016. Así que ambos, como competidores, no han llegado a coincidir tanto. Pero sí lo suficiente para tratarse (Christina debutó en su primer campeonato internacional de peso, el Mundial junior, en el 2000 siendo su primera competición senior importante en 2004, año de retirada de Boris)…y casarse. En realidad sí que coincidieron en unos Juegos Olímpicos: fue en los de Atenas, donde ella apenas empezaba en su carrera y no pasó de un 15º puesto y él acudió pero no pudo competir por su lesión. Los Juegos de Atenas, por tanto, no marcaron precisamente sus carreras, pero sí sus vidas. En su ceremonia de clausura ella le pidió a él una foto. No sería de extrañar, puesto que Boris ya había alcanzado los mayores logros de su carrera y sin duda sería una referencia para la joven lanzadora.
Por los nombres únicamente es posible que aún no sepan de quiénes se tratan, pero si añadimos los apellidos y son seguidores del atletismo ya sabrán de quiénes estamos hablando. Son Boris Henry, sí, ese lanzador con pinta de simpático que solía colocarse la gorra hacia atrás y Christina Obergföll, ni más ni menos que doble subcampeona olímpica (en 2008 y 2012). Si estudiamos su palmarés, sin desmerecer el de Boris Henry, vemos que el de Christina Obergföll destaca sobre el de su ya marido. Los mayores logros de él fueron dos bronces en sendos Mundiales, un bronce en Europeos y una plata en una Final del Grand Prix, todo realizado en un período que abarca desde 1995 hasta 2003, la mejor época para el germano. Ella, por su parte, además de las dos meritorias platas olímpicas, ha conseguido en Mundiales un oro y dos platas y una plata más en Europeos.
Si en los Juegos de Atenas ambos se conocieron (si a hacerse una foto podemos llamar conocerse) sería en otros Juegos Olímpicos, los de Pekín, donde entablaron más contacto. Probablemente debido a que desde ese año de 2008 Boris Henry entrenaba al equipo masculino alemán de lanzamiento de jabalina.
Después de que Christina consiguiera el oro mundial, en 2013, la lanzadora bajó en sus prestaciones, siendo “solo” cuarta en el Mundial de Pekín de 2015 y octava en los Juegos de Río, bien es verdad que entretanto fue madre en junio de 2014. Y es que en el Mundial de Moscú de 2013, ese en el que Christina obtendría el oro final, su único oro, la lanzadora se jugaba algo más que la medalla. Ya prometida por aquel entonces con el ex atleta, la pareja realizó una apuesta. El objeto de la misma era bien particular: quién de los dos, tras la boda, mantendría su apellido de soltero. De todos es bien sabido que en muchos países, incluyendo Alemania, la mujer pierde automáticamente su apellido de soltera y pasa a usar el del cónyuge al casarse. El mundo del deporte está repleto de casos, llegando a ser difícil en ocasiones seguir la trayectoria de muchas deportistas a las que es fácil perder la pista si no sabemos su nuevo apellido una vez casadas. En el caso de Boris Henry y Christina Obergföll las cosas no sucedieron como es tradición. La pareja determinó que si Christina conseguía el oro en el citado Mundial de Moscú no solo mantendría su apellido, sino que en este caso sería él el que se lo cambiara.
La lanzadora lo logró, pese a que no iba en cabeza en las clasificatorias, pero se hizo con el oro ¿quizás debido al impulso extra del “premio” que le esperaba si lo conseguía? Boris cumplió su palabra y ahora le pueden encontrar por Wikipedia y por el mundo de Internet como Boris Obergföll. Posiblemente un caso único en el mundo de deportistas de alto nivel.
Desde 2012 Boris es el entrenador de Christina. Ella declara en su propia página web admirarle y ser “su pilar de fuerza”. Hay que destacar que la lanzadora dedica parte de su tiempo y esfuerzo a numerosas causas benéficas, entre las que destaca Unicef, el apoyo a la causa de los donantes de médula o el rescate de niños de la pobreza, los cuales ha visto en sus múltiples viajes realizados por el deporte. Una pareja singular que ha sabido crearse simpatías.