Entrevistas

THAIS HENRÍQUEZ, DOBLE MEDALLISTA OLÍMPICA: “SE HA DEJADO PERDER LA NATACIÓN SINCRONIZADA ESPAÑOLA”

La natación sincronizada española se ha ganado un puesto en la élite, de todos es sabido. Nombres como los de Gemma Mengual, Ona Carbonell o Andrea Fuentes suenan a todos, más allá de se sea o no aficionado a este deporte que es también arte, pero no debemos olvidarnos de otras componentes del equipo que, como las anteriormente nombradas, han pasado horas y horas de su vida metidas en una piscina y, en muchas ocasiones, han visto recompensados sus esfuerzos con medallas. Hablamos con Thais Henríquez, una de esas componentes, dos veces medallista olímpica: plata en Pekín 2008 y bronce en Londres 2012: Pekín fue un sueño hecho realidad. La verdad es que fueron unos Juegos duros. Eran mis primeros Juegos Olímpicos. Lo dimos todo tanto que casi no llegamos a la competición vivas de la sobrecarga que llevábamos encima para llegar a dar nuestro máximo, pero lo disfrutamos muchísimo”.  Thais, como sus compañeras, no hacían castillos en el aire pensando en una medalla olímpica a modo de sueño convertido en realidad. Se basaba en datos tangibles: “Habíamos ganado la plata en el Mundial anterior. Íbamos pisando muy fuerte, muy cerca de Rusia. Estábamos ahí luchando por un claro podium. Sabíamos que teníamos que hacerlo como en un entrenamiento, que nada fallara, que todo fuera como un reloj y así obtendríamos medalla, porque en unos Juegos Olímpicos todo el mundo se prepara dar su máximo y para conseguir el mejor resultado de los cuatro años”. La España de la sincro ya iba notando presión por aquel entonces. Faltaban por llegar grandes medallas, pero su bagaje ya era considerable en aquella época. Presión que, según nos cuenta Thais Henríquez “intentamos entrenarla para que no nos jugara en contra y saber que tienes cuatro minutos para demostrar que estás ahí  y puedes lograrlo. Es difícil pero para ello nos concienciamos y lo logramos”.

A nivel personal esa medalla significó para la canaria “la suficiente motivación como para aguantar cuatro años más en la sincronizada, que es un deporte muy duro, muy sacrificado. Realmente no puedes tener otra vida aparte. Es un deporte que te deja muy poca libertad. Por suerte hubo resultados, pero es algo complicado de gestionar durante tanto tiempo”.

Superados problemas físicos – “estaba delicada de salud con dos hernias lumbares y en enero ya tenía crisis de lumbago, de no poder moverme”- Thais llega hasta su segundo mayor éxito: una nueva medalla olímpica, esta vez en Londres 2012, experiencia ésta en la que cambiaron muchas cosas: “Lo viví de forma increíble, a pesar de que conseguimos un bronce y no una plata, como en Pekín. Hubo un relevo generacional porque solo permanecimos tres de Pekín. El trabajo fue muy duro para poner a todo el mundo al nivel. Se me hizo mucho más cuesta arriba que Pekín, claro que ya era más veterana. Me convertí en un poco responsable del equipo y tienes que estar dando la talla y llevando el peso del equipo”. De esta manera, cambió el rol de Thais: “de dejarte llevar y que te manden al de “mandar” y tirar del equipo y que estén al nivel”. Pese al siempre problemático relevo generacional, España salió con una medalla al cuello, y eso aunque “todos los equipos venían muy fuerte; había equipos veteranos que no se habían renovado y estábamos en ligera desventaja por ese hecho y por eso la recompensa fue mayor si cabe”. Merecieron la pena, pues, los esfuerzos extras de la lesionada Thais, que llegó a tener que pasarse semanas sin poder llevar a cabo los entrenos técnicos porque incidían en su lesión. Por ello, le supo a oro ese bronce: “por ser capaz de sobreponerme a las lesiones”.

Thais Henríquez es una de las nadadoras que han logrado “poner tan alto el nombre de España”, algo que “costó muchísimo”. Como nos cuenta, “la sincronizada es un deporte muy lento, cuya progresión es muy difícil. Tienes que entrenar mucho, cuesta mucho llegar a lo más alto y, sobre todo, posicionarte, decir “Aquí estoy ” y plantarle cara a grandes potencias. Ser capaces de romper esa barrera fue muy difícil. Conseguimos hacer historia y posicionarnos con apenas cien licencias absolutas, o no sé si llegaba a ese número”. Esa es la diferencia con la todopoderosa Rusia, a la que es tan difícil de superar: “Para superarla hay que coger a 20.000 niñas y apuntarlas a la sincro. De entre 20.000 coger ocho o diez para los Juegos te sale una combinación perfecta. Lo importante es que la base siga creciendo”.

Sin mucho menos tantas licencias, España ha mantenido el nivel durante años. Henríquez lo achaca a “el trabajo medido, buscando siempre innovar y buscando nuevas técnicas al mando de la seleccionadora Anna Tarrés. La clave ha estado en que nunca nos hemos creído mejores que nadie ni pensar que lo sabíamos todo. Siempre hemos mirado a nuestros rivales con mucho respeto y a Rusia con muchísima admiración. Ese intentar copiar sus sistemas de trabajo, intentar aproximarnos a lo que ellas hacían, intentar crear nuevas tecnologías, que nos ayudaran los biomecánicos del CAR, buscar siempre la perfección, ha sido nuestro fuerte y rodearnos de gente que Anna necesitaba para las carencias que ella tenía. Tener esa humildad y esa iniciativa ha sido la clave y, por supuesto, el espíritu de equipo y luchar todas por el mismo objetivo”.

Pero esa época dorada de la sincro española pasa por malos momentos, sin haber podido tan siquiera clasificar su equipo para los Juegos de Río. Thais tiene claro dónde está la responsabilidad: “lo achaco a que los profesionales que están ahora no están capacitados para asumir esa responsabilidad y al año y pico, en el Europeo de 2014, en el que hubo una bajada de puntuación de dos puntos y medio pienso que era señal suficiente como para que desde la Federación se tomaran responsabilidades. Era peor que un incumplimiento de objetivos. Se ha dejado ir algo que estábamos ahí. Se ha dejado perder”. Y añade: “Es fundamental que haya confianza plena del deportista al entrenador y viceversa, que era lo que teníamos nosotras con Anna y ella con nostras. Eso fluía. Ahora que cambió el equipo la confianza se desmoronó por completo y así lo demuestran los resultados”. Y no ve futuro claro a corto plazo: “Sólo en un futuro muy, muy lejano, y siempre que cambien al equipo técnico actual, habrá alguna posibilidad. El equipo anterior tiene talento, experiencia”.

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