HARLEY WINDSOR Y EKATERINA ALEXANDROVSKAYA: UN EXAMEN DE INGLÉS PARA QUE UN ABORIGEN SEA OLÍMPICO EN JUEGOS DE INVIERNO POR PRIMERA VEZ
Hace pocos meses esta pareja de patinaje ni siquiera había empezado a competir juntos y ahora ya apunta su objetivo en los inminentes Juegos Olímpicos de Pyeongchang. Forman un insólito dúo, especialmente en la parte masculina, pues ¿quién se iba a esperar nada de un australiano aborigen en el mundo del patinaje artístico? Recuerden su nombre, porque oirán hablar mucho de él en un inmediato futuro. Se trata de Harley Windsor, nacido en octubre de 1996 en Nueva Gales del Sur. Con sangre aborigen corriéndole por sus venas tanto por parte materna – de etnias Weilwyn y Gamilaraay- como paterna –mezcla de Gamilaraay también y de la etnia Ngarrable-.
Harley siempre fue el “rarito” de la familia, compuesta por siete hermanos, trabajadores del campo. Empezó en el patinaje de manera casual, como no podía ser de otra forma en su país, sin ninguna tradición en este deporte, cuando dio con una pista de hielo casi por accidente cuando contaba ocho años. Le gustó tanto la sensación de flotar sobre el hielo y sentir su fresca brisa que decidió que, definitivamente, era lo suyo. La familia le apoyó en sus entrenamientos, que pasaron de ser una vez por semana a dos y luego más y luego…el momento de trasladarse a Moscú para mejorar de verdad en su patinaje. Aunque era entrenado en su país por la pareja de entrenadores rusos compuesta por Galina y Andrei Pachin, la prestigiosa entrenadora Nina Mozer, consultada por los Pachin, les recomendó que fuera a entrenar a Rusia junto a una prometedora patinadora rusa, Ekaterina Alexandrovskaya.
Ekaterina consiguió el permiso de Rusia para patinar al lado de Harley cuando la Federación Australiana, ayudada por la propia Mozer, pidió el permiso. Así, pasaron a entrenarse en Moscú con ella, pasando temporadas en Sidney, entrenados entonces por los Pachin. Solo en septiembre de 2016, poco más de un año antes de la siguiente cita olímpica de invierno, debutó la pareja, aún en competiciones a nivel junior. Los éxitos no han faltado, incluso superando a las tres parejas rusas en la prueba junior disputada en Tallin, donde ganaron el oro. Rápidamente se consolidaron como pareja, llegando en pocas semanas a ser la primera pareja sustituta en la final del Grand Prix junior disputada en Marsella.
Alexandrovskaya-Windsor ya han debutado a nivel senior, aunque ella aún tenga 17 años. En su primera competición consiguieron la nota mínima para competir ya en el Mundial senior de Helsinki 2017. Mientras, ya se hicieron con el Mundial junior disputado este mismo año en Taipei.
Todo estos resultados y el hecho de representar a un país y a un continente que tiene el camino mucho más fácil para conseguir plaza en unos Juegos Olímpicos que si procedieran de un continente “fueerte” (como Europa o América) hace que los jóvenes australo-rusos tengan puesta su mira claramente en la cita de Pyeongchang. Si no se tuercen en su progresión, claramente en ascenso, y en sus resultados, tienen muy factible la clasificación olímpica. Pero…hay un “pero” enorme: la nacionalización de Ekaterina. El reglamento de la ISU (Federación Internacional) les permite competir –como están haciendo hasta ahora- siendo ambos de dos países distintos pero las normas olímpicas son muy estrictas. Ekaterina habrá de nacionalizarse australiana. El problema es que es menor de edad. Las normas son así: su madre –es huérfana de padre- ha de trasladarse a Australia para vivir con ella al no haber cumplido aún Ekaterina 18 años. No es imprescindible que su madre también adquiera la nacionalidad australiana pero sí el permiso de residencia. El asunto se embrolla porque para la obtención del mismo ha de superar un examen de inglés, lengua que aún desconoce. Eso sí, está tomando clases actualmente en el British Council de Moscú. Es decir: la posibilidad de que esta pareja de patinadores –por lo demás, según los expertos, con una técnica más que suficiente para convertirse en olímpicos- acuda a Pyeongchang reside en un examen de inglés que no depende ni siquiera de ellos. De aprobar la señora Alexandrovskaya. Harley sería el primer aborigen en ser olímpico en patinaje artístico. La más famosa aborigen que compitió en unos Juegos Olímpicos fue la atleta Cathy Freeman. Y no es la única aborigen medallista olímpica, pues la jugadora de hockey hierba Nova Peris logró el oro en Atlanta 96. Junto a otra serie de atletas –pocos-, han compuesto la lista de deportistas aborígenes olímpicos, pero todos lo han sido en Juegos de verano. La peculiaridad que hace especial el caso de Harley Windsor es que sería el primero en hacerlo en unos Juegos de Invierno.