MERYL DAVIS & CHARLIE WHITE: LO QUE HAY DETRÁS DE UNOS CAMPEONES OLÍMPICOS
Hoy queremos adentrarnos un poquito en lo que hay detrás de unos campeones olímpicos. Como es lógico, los éxitos no se regalan ni vienen de la nada. Para ser deportista de élite se requiere tener una naturaleza especial, física y psíquica. Cuando la primera tiene algún punto flaco, la segunda ha de redoblarse. Ese es el caso de la pareja de danza compuesta por Meryl Davis y Charlie White. O, más bien, es el caso de ella. Davis no ha querido hacer público su problema, del que más tarde hablaremos, para no influir de ninguna manera en los jueces, de los que dependen las puntuaciones en el patinaje artístico, como es bien sabido. Nadie, contemplando a esta pareja de calidad más que contrastada, podría pensar que detrás de sus títulos y medallas se esconda más del habitual esfuerzo de horas de entrenamiento.
Esta pareja estadounidense ha batido récords, si es que se pueden batir récords en su deporte. Para empezar, son la primera pareja de danza de su país en convertirse en campeones olímpicos y eso ya es mucho decir, teniendo en cuenta el nivel de Estados Unidos en su deporte. Constituyen la primera pareja de su país en conseguir el oro olímpico y el mundial. También son la que ha patinado junta durante más tiempo, ya que se unieron en 1997 y no han tenido ninguna otra pareja. Asimismo, la primera de su país en conseguir dos medallas en unos mismos Juegos, bien es cierto que se vieron beneficiados por estrenarse en Sochi la categoría de equipos. En la ciudad rusa consiguieron el oro en su categoría y el bronce en la de equipos. A ello hay que sumar otra medalla olímpica más: la plata en la cita olímpica anterior, la de Vancouver. Los últimos récords que consiguieron fueron en sus puntuaciones –en los Juegos de Sochi-, tanto en el programa corto como en el libre, donde lograron las mayores puntuaciones hasta entonces alcanzadas por una pareja de danza.
Los dos tienen mucho en común: proceden de la misma zona –Royal Oak, Michigan- y empezaron a patinar bien pequeños y a la misma edad: cinco años. De niños vivían a diez minutos de distancia y sus respectivos padres eran entre sí sus mejores amigos. Ello les ha favorecido como pareja, ya que se conocen perfectamente y la sincronía y compenetración necesarias en su especialidad en su caso es algo natural. Charlie en realidad dominaba varios deportes de hielo, destacando en el hockey. En el patinaje artístico se inició como patinador individual.
Desde la primerísima temporada juntos no han parado de lloverles todo tipo de títulos. Parecía irles todo viento en popa. Pero pocos saben que Meryl (y, por ende, Charlie) ha tenido que superar para lograr esa excelencia una dislexia que le impide calcular las distancias –algo absolutamente necesario en su especialidad-. Su madre ha sido la que ha dado a conocer el problema. Meryl evita acercarse al resto de los patinadores durante los minutos de calentamiento previos a la competición, cuando salen cuatro parejas al hielo. Se queda pegada a la barandilla porque no calcula a qué distancia están el resto de patinadores y ocho patinadores en una misma pista pueden llegar a ser demasiados. Durante sus programas, Meryl tiene que depender por completo de Charlie en ese aspecto, quien a su vez tiene que prestar una mayor atención. Al haber patinado juntos durante tantos años el conocimiento y la confianza mutua se facilitan. Además Meryl tiene problemas de vista en su ojo derecho. Y no es solo el elemento femenino en esta pareja el que presenta una característica física que les hace redoblar el esfuerzo, pues además de todo lo dicho Charlie es asmático, lo que influye en la respiración durante la práctica deportiva. Todo ello aumenta el mérito en esta pareja. Davis y White inciden en que su éxito se fundamenta “en el entrenamiento y la confianza”.
Y no, Meryl y Charlie no son pareja fuera del hielo. Charlie se casó, no obstante, con otra prestigiosa campeona en su misma categoría, la de danza. Se trata de Tanith Belbin, medallista de plata en los Juegos de Turín 2006. Tanith tiene otra pequeña historia detrás de ella, pues se vio perjudicada por un cambio en la legislación para obtener la nacionalidad estadounidense. Canadiense, se trasladó a la zona de Michigan –donde conocería a Charlie White- para entrenar. Tuvo que esperar más tiempo del habitual primero para conseguir la green card y más tarde el pasaporte de EE.UU. tuviendo que intervenir un senador para acelerar su proceso, ya que había sido injustamente retrasado. A su país de acogida le daría posteriormente una medalla olímpica, como hemos mencionado antes.
No queríamos acabar sin otro dato que une a Meryl Davis y Charlie White y que conviene recalcar: ambos han estudiado carreras universitarias (ella Antropología y él Ciencias Políticas) y se dedican a ayudar en la sociedad (ella es embajadora de Unicef y voluntaria en el hospital infantil de San Judas y él da clases de patinaje en Harlem y apoya el programa “Lee cada día” dedicado a escolares). Dos nuevos ejemplos del deporte olímpico con excelencia en sus vidas deportivas y personales.