GEMELOS OLÍMPICOS: GARANTÍA DE ÉXITO
La historia del deporte está repleta de dinastías: padres, hijos y hermanos que heredan el gusto por un deporte y llegan, incluso, a competir juntos o uno en contra de otro. En este artículo nos centraremos únicamente en unos cuantos pares de gemelos que además han conseguido ser medallistas olímpicos. Sólo unos pocos de la ingente cantidad que ha poblado la historia olímpica, pues hasta ahora suman 127 parejas de gemelos hermanos, 53 de gemelas y 4 de gemelos de distinto sexo. La estadística también nos dice que el deporte en el que más ha habido ha sido el atletismo, seguido del remo y de la vela. Repasemos las parejas de gemelos con más éxito en Juegos Olímpicos:
Quizá los más conocidos sean los tenistas estadounidenses Bryan, durante muchos años números uno en la categoría de dobles. Sólo les distingue la mano con la que cogen la raqueta, pues uno es zurdo y otro diestro. El número de los torneos conseguidos por Mike y Bob Bryan es ingente y en cuanto al torneo olímpico se refiere han logrado el oro en Londres 2012 y el bronce en Pekín 2008. No revalidaron su título en Río ya que no acudieron por “preocupaciones para su salud”, en aquellos días en que el virus del zika llegó a inquietar a tantos deportistas.
El remo, en su modalidad de doble scull, es propicio para la participación de gemelos, ya que se requiere mucha coordinación y sincronía. Las gemelas idénticas neozelandesas Caroline y Georgina Evers-Swindell lo practicaron con éxito a principios de este siglo, logrando los mayores galardones y honores en su país pero, sobre todo, el oro olímpico y por duplicado. Sucedió en Atenas 2004 y en la cita sucesiva de Pekín. De hecho se convirtieron en las primeras mujeres en defender el título olímpico en su clase, aunque lo hiciera por un escasísimo margen de una centésima frente al dúo alemán. Una vez retiradas el Comité Olímpico de su país les hizo entrega de la Copa Lonsdale que viene a premiar la contribución más destacada en terreno olímpico para Nueva Zelanda.
Sincronía –nunca mejor dicho- es la que se le exige al dúo de natación sincronizada. ¿Qué mejor que una pareja de gemelas para realizarlo? Eso debió de pensar Estados Unidos, potencia de primer orden en la época de los Juegos de Barcelona 92, a los que acudió con las hermanas Sarah y Karen Josephson. Con ellas lograría el oro en dúos. En Seúl 88 habían sido ya plata. Tras su éxito en Barcelona se retiraron, habiendo ganado 16 campeonatos consecutivos. Hay que decir que ambas tuvieron también éxitos como solistas, categoría en la que participaban como rivales.
Volvemos al remo, esta vez con los gemelos alemanes del Este Jörg y Bernd Landvoigt. Participaban en la categoría de dos sin timonel. Su racha entre 1974 y 1980 era impresionante, pues ganaron todas menos una de las 180 carreras que disputaron. Lo curioso es que la que perdieron fue frente a otra pareja de gemelos: los por entonces soviéticos Yuri y Nicolai Pimenov. Los Landvoigt componían la pareja perfecta para su categoría, puesto que uno era zurdo y el otro diestro (cada remero en esa categoría ha de coger un solo remo y cada uno lo hace con una mano diferente). Juntos ganaron dos oros olímpicos: los de Montreal 76 y Moscú 80, así como el bronce en el ocho con timonel de los Juegos de Múnich 72. En cuanto a sus rivales directos -los citados gemelos Pimenov-, su palmarés es mucho más escaso, pues en cuanto al torneo olímpico se refiere se limitó a una medalla de plata, en la citada categoría del dos sin timonel en Moscú 80. Como curiosidad hay que resaltar que Nikolai se convertiría con el tiempo en un reputado pintor, ganando incluso un premio en la Olimpiada Cultural de 1992 (donde, por cierto, como deportista sólo alcanzaría el 15º puesto)
Puede que estas parejas de gemelos queden demasiado atrás en el recuerdo, pero no ocurre lo mismo con el siguiente ejemplo: el de los gimnastas de Estados Unidos Paul y Morgan Hamm. El último de ellos es el menos conocido al haber conquistado menos triunfos. La única medalla olímpica que consiguió fue la de plata en Atenas 2004 en la competición por equipos, al lado de su hermano Paul, quien aparte de la citada medalla conseguiría la plata en barra y, sobre todo y por encima de todo, el oro en el concurso individual. Esos éxitos le han convertido a Paul Hamm en el mejor gimnasta masculino de Estados Unidos y en el único en haber conseguido el oro individual tanto en Juegos Olímpicos como en el Mundial. El oro individual de Paul Hamm pendió de un hilo en un momento dado de la competición pues tras ir bien situado tras tres rondas se cayó en el salto, lo que le hizo bajar desastrosamente en la clasificación. Sólo los fallos de su rivales le volvieron a colocar en una buena posición, siendo cuarto tras la quinta y penúltima rotación. Finalmente ganaría por el margen más estrecho de la historia: 0.12 de punto.
Otros gemelos campeones olímpicos en el mismo deporte pero en distintas categorías son los australianos John y Tom Anderson. El primero ganó en la clase Star en los Juegos de Múnich, mientras que su hermano lo hizo en la clase Dragon en los mismos Juegos.
No podemos dejar de lado los deportes de invierno, con dos parejas de gemelos bien notables: la compuesta por los patinadores de velocidad holandeses Michel y Ronald Mulder, gemelos que ocuparon juntos el podio, emulando de esta manera a la otra pareja más destacada de gemelos en deportes de invierno: los célebres hermanos estadounidenses Mahre (Phil y Steven), los primeros gemelos en hacerlo en unos Juegos de Invierno, éstos en esquí alpino en Sarajevo 84, en la prueba del slalom.
Los Juegos de Río ofrecieron varias historias curiosas de gemelos, alguna con polémica incluida. Dos parejas de deportistas alemanes tuvieron protagonismo: por una parte los gemelos idénticos Lars y Sven Bender, que no solo son físicamente irreconocibles sino que sus movimientos y estilos de jugar parecen calcados uno del otro. Ambos pudieron juntarse de nuevo gracias al torneo olímpico de fútbol. Durante años jugaron en el mismo equipo, hasta que en 2009 separaron sus carreras. Alemania les cedió las dos únicas plazas que tiene para jugadores mayores de 23 años. Le salió bien la jugada a Hrubesch –seleccionador olímpico-, ya que los germanos alcanzaron la plata.
Sus compatriotas Lisa y Anna Hahner fueron objeto de críticas en su propio país al entrar juntas de la mano en la meta de la maratón, traicionando de este modo según algunos el espíritu deportivo de la competición. Esa misma prueba fue en la que participaron las trillizas olímpicas Luik, de Estonia, que dieron la vuelta al mundo al clasificarse todas para la prueba olímpica y ser indistinguibles.
Hasta los Juegos de Río no llegaron los gemelos eslovacos Pavol y Peter Hochschorner, con cuatro medallas olímpicas –de las cuales tres oros- de los que nos hemos encargado ya en estas páginas. Como ellos, la lista se completa y se completará en el futuro con muchas otras parejas de gemelos medallistas. Todo un aval de éxito.