YULEN PEREIRA Y NICO GARCÍA BOISSIER: LAS JÓVENES ESPERANZAS ESPAÑOLAS PARA RÍO
Yulen y Nico, Nico y Yulen. Aún no están clasificados para Río pero se han convertido ya en unas de las esperanzas de España en los próximos Juegos. Se dedican a deportes bien distintos –esgrima y saltos de trampolín- y están a punto de conseguir su clasificación. Son dos jóvenes, casi recién salidos de la edad junior, con ganas de comerse el mundo. Huelga decir que los de Río serían sus primeros Juegos y ambos coinciden en que supondrían cumplir ese sueño por el que llevan años luchando.
Yulen es madrileño de madre cubana y padre ya campeón de esgrima, aunque decidió dedicarse a ese deporte al ver conseguir medalla no a su padre, sino a Pirri en Pekín: “Me empezó a llamar la atención la esgrima con 13 años, viendo los Juegos de Pekín, cuando Pirri cogió el bronce. Lo estaba viendo con mi padre, que me decía: “¡Mira, Pirri, que está luchando por un bronce!” y ahí fue cuando me dí cuenta que este deporte era chulo y molaba y le dije a mi padre “¡Yo quiero también, yo quiero, yo quiero!” y así empezó todo”
Yulen ya ha conseguido grandes logros como junior en la espada, su especialidad, llegando a ser el número uno del mundo. Ya de senior tiene como máxima aspiración ser olímpico:“Aspiro a ser el mejor español clasificado a nivel internacional y nacional para ir a Río y ahora mismo lo estoy. La cuestión es si no nos clasificamos por equipos conseguir hacerlo individualmente yendo al preolímpico [en mayo] ya que es mi primer año en esta categoría y no se me está dando mal, se me está dando bastante bien y sigo confiando en mí, así que podría ir a Río bien clasificados por equipos o de forma individual como primer español”.
Yulen no se acelera, siguiendo de esta manera el consejo de su padre, que es también su entrenador y le repite este consejo hasta la saciedad: “mi padre me dice que no me acelere ni que tenga prisa, que ponga los pies en la tierra pero yo creo que ya lo podemos hacer [ser olímpico]. Mi padre fue olímpico y campeón del mundo senior y es entrenador de la selección y me aconseja ir calmado, que no me ponga objetivos muy a largo plazo, sino todo a corto plazo. Me aconseja que vaya muy calmado, que me tome mis tiempos y que siempre haga todo con cabeza. Lo estamos haciendo y se trabaja para ello”. Pero Yulen es ante todo optimista y se ve en Río (aunque no quiera pensar en ello): “Son objetivos reales para los que me estoy entrenando. Llevo entrenando meses duramente y ya estoy a tope”.
Si ser olímpico es la aspiración de todo deportista de élite serlo en un deporte “minoritario” puede cobrar una mayor importancia, como nos explicó Yulen en su entrevista, ya que hacer el mejor papel en unos Juegos Olímpicos tiene una resonancia mediática de la que suele carecer su deporte.
Nico García Boissier puede que no sienta tanta presión como Pereira; como él mismo dice:“otros compañeros veteranos que ya han vivido unos Juegos Olímpicos me han dicho que es una experiencia para disfrutarla; vas allí a competir, pero disfrutas. Si te sale mal, lo disfrutas igual. En este deporte la edad importa mucho. La edad buena es a partir de los 25 años; yo ahora tengo 20. Si voy a Río serían mis primeros Juegos, para disfrutarlos lo máximo que pueda, y ya los siguientes ir con un poquito más de presión”.
El saltador canario ya tiene plaza para el preolímpico que se celebrará en Río a finales de febrero en las propias instalaciones olímpicas. Nico nos contó el camino que le queda por delante para llegar a los que podrían ser sus primeros Juegos: “Hay 30 plazas a repartir en ese preolímico. En la Copa del Mundo clasifican los 18 primeros, entre los que hay ya clasificados por otras competiciones, así que va corriendo la plaza. Luego se producen siempre renuncias, así que es complicado saber qué puesto hay que conseguir para lograr la plaza para Río. No se sabe hasta uno o dos meses antes”. García Boissier ya cuenta con la experiencia de dos Mundiales (los de Barcelona 2013 y Kazan 2015), pero una Olimpiada son palabras mayores. Reconoce que su preparación ha cambiado un poco este año de cara a Río: “Realizo un trabajo muy específico para la prueba en la que voy a competir [trampolín de 3 metros]. He dejado apartado todo lo demás”.
Como deportista de un deporte minoritario (o emergente, como le gusta denominarlo a Miguel Cardenal, el director del CSD) no puede dedicarse en cuerpo y alma a su deporte, compatibilizándolo con la universidad “es muy complicado, porque la universidad ya requiere una cierta dedicación”. El propio Nico se pregunta a veces por qué eligió un deporte tan complejo: “La gente piensa que lo que hacemos es fácil, que nos salen los saltos de una forma natural y no son capaces de ver más allá, de ver las horas de entrenamiento que le has dedicado a ese salto, cuántas veces lo has hecho. Para hacer que te salga perfecto un salto puedes tener que hacerlo mil veces. Por mucho que los entrenas no te acaban de salir perfectos, depende de muchos factores”. Él se animó cuando iba a la piscina a nadar, con el cole: “veía a los chicos saltar haciendo piruetas mortales y quise probar yo también”. Yulen y Nico, Nico y Yulen: esperamos veros en Río 2016.