Legendarios

JACK BERESFORD: EL GRAN REFERENTE DEL REMO

Jack Beresford forma parte (junto a Guy Nickalls y Steve Redgrave) del denominado “Big 3” de grandes remeros británicos. Él fue el más grande de ellos hasta la llegada del excelso Steve Redgrave, que lograría igualar sus marcas. El gran mérito de Beresford, nacido en el último año del siglo XIX, fue haber participado en cinco Juegos Olímpicos consecutivos y haber logrado medalla en todos. Sólo la II Guerra Mundial pudo parar la participación en una sexta edición olímpica, pues dejaron de celebrarse por el conflicto.

Aunque su padre había conseguido una medalla olímpica en remo -concretamente una plata en Estocolmo 1912- el joven Jack, educado en Bedford School, tendía más hacia el rugby XV, pero otra guerra se intercedió en su camino. Jack intervino en la I Guerra Mundial, siendo herido en Francia en una pierna. Eso le impidió, a su vuelta, continuar practicando su deporte favorito pero no le incapacitaba para el remo, al que se dedicó por completo a partir de entonces.

Sus primeros Juegos fueron los de Amberes en 1920. En su primera cita se topó con otro grande del remo del que ya hemos hablado, el estadounidense John B. Kelly, más experimentado por aquel entonces respecto al británico. En la que fue una de las finales olímpicas más apuradas de la historia el americano se llevó la victoria por un segundo, a pesar de que Beresford estuviera dominando durante casi toda la carrera. Para los siguientes Juegos, los de París, el inglés ya había aprendido y se llevaría el oro en la prueba de singles sculls. En Ámsterdam 28 competiría en la prueba mayor, la de ocho remeros. No era su especialidad, pero aun así consiguió la plata.

Entre tanta medalla olímpica no hay que despreciar su historial en la prestigiosa regata Henley, de la que salió victorioso en nueve ocasiones. Dicha regata llegó a tener más valor que los propios campeonatos Mundiales y algunos grandes campeones de la época sacrificaban su participación en los mismísimos JJ.OO. por hacerlo en ella.

Tras otro oro, esta vez en la prueba de cuatro sin timonel, en Los Ángeles 32, llegó la competición que Beresford denominó como la “más dulce victoria” de su carrera: el doble skull de Berlín 36. Ya había sido especial para él el hecho de haber sido el abanderado de su país en la ceremonia de inauguración y su imagen quedó para siempre grabada como parte del documental “Olympia”, encargo de Hitler a la cineasta Leni Riefenstahl.

La regata en la que participó fue seguida en directo por Hitler, quizá porque el dúo alemán, entrenado por entonces por el británico Eric Phelps, era el favorito para la victoria. Los británicos tuvieron muchos problemas previos a la carrera. Habían tomado la brusca decisión de cambiar de barca sólo dos semanas y media antes y construir una más ligera. El viaje de la misma a Berlín estuvo lleno de vicisitudes, perdiéndose la barca en el camino. Apareció sólo la víspera en una estación de tren germana.

La cosa no empezó bien para los británicos, al haber sido superados por los locales en las series de calificación. Pero dicha derrota les hizo recapacitar y les fortaleció. Sólo a falta de 200 metros lograron igualar a los alemanes, detrás de los cuales habían llegado a estar con una embarcación y media. Pero la victoria final cayó de parte de los isleños.

Un hecho le marcó alcanzados ya los 70 años: estando remando en el Támesis saltó al rescate de un niño que se ahogaba. Pese a sus tremendos esfuerzos no pudo salvarlo. Ese fracaso determinó, según sus hijos, un deterioro en su salud del que ya no se recuperó.

Jack Beresford fue un gran campeón en los tiempos del aún amateurismo. Su pasión por el remo no tenía ningún fin económico –no podía tenerlo si quería ser olímpico-. Fue el referente de su deporte en Gran Bretaña hasta que Sir Steve Redgrave igualara su marca en los Juegos disputados en Sídney.

Foto de Bridgeman Art Library / Thames Rowing Club, London
Foto de Bridgeman Art Library / Thames Rowing Club, London

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