MOMENTOS OLÍMPICOS MÁGICOS 10: EL EMPUJÓN A VANDERLEI DE LIMA CUANDO IBA LÍDER DE LA MARATÓN
La prueba de la maratón de Atenas 2004 era doblemente especial: porque se desarrollaría en el recorrido de la primigenia maratón origen de la prueba (aquella que recorrió el soldado griego Filípides en el año 490 a.C. desde la localidad de Maratón hasta Atenas), y porque sería la última prueba de esos Juegos un tanto singulares, entregándose sus medallas incluso en la ceremonia de clausura.
Así las cosas la prueba –nos estamos refiriendo a la masculina- marchaba ya por el kilómetro 36, tras 1 hora 52´ y era comandada por el brasileño Vanderlei de Lima, que contaba con 28 segundos de ventaja sobre un terceto compuesto por el italiano Stefano Baldini, el estadounidense Mebrahtom Keflezighi y el keniata Paul Tergat. Ese fue el momento cumbre de la carrera, que no será olvidado ni por protagonistas, ni por presentes (incluyendo los millones de televidentes) ni por el propio COI. Algo insólito e inaudito estaba a punto de ocurrir.
Como de la nada apareció un excéntrico espectador vestido con un kilt y resto de complementos escoceses. Agarró con determinación al corredor brasileño y lo metió entre el público. Afortunadamente otro espectador -el griego Polyvios Kossivas- salió en ayuda del atleta y consiguió volverlo a sacar a la carretera, donde Vanderlei podría seguir disputando la prueba. Pero el susto que se pegó el brasileño fue morrocotudo. Según confesó con posterioridad “Empecé a temer tras el incidente, no me podía concentrar. Llegué a pensar que me iba a acuchillar. Me resultó muy difícil terminar”.
Es evidente que el incidente no le dejó indiferente e interrumpió su concentración. Aun así, afirmó que por otra parte le dio fuerzas: “A lo mejor Dios me puso a ese hombre para ver lo que podía hacer y hacerme saber lo difícil que es ganar una medalla olímpica”.
Antes de desvelar cómo acabó la carrera –si es que aún no conocen el dato- damos un poco de suspense para hablar de “ese hombre”, el misterioso boicoteador de Vanderlei de Lima. Se trataba del ex sacerdote irlandés Cornelius Horan, que un año antes también había interrumpido otra prueba deportiva –el Gran Premio de Formula 1 de Gran Bretaña en el circuito de Silverstone- poniendo además en esa ocasión en peligro su vida, pues se plantó en medio de la pista con coches que iban a 300 kms por hora. Su intención, al parecer, era dar a conocer al mundo la segunda llegada de Jesucristo –sic- y la importancia de la lectura de la Biblia. Un tribunal griego le condenaría con posterioridad a una multa de 3.000 dólares y prohibición de asistir a ningún evento deportivo durante tres meses. A pesar de la disculpa del irlandés y de su promesa de no repetir algo del género nunca más lo cierto es que la volvió a armar en el Mundial de fútbol disputado en Alemania en 2006, cuando quiso interrumpir la ceremonia de inauguración realizando el saludo nazi en medio de la misma.
Volvamos al auténtico héroe de la carrera. Vanderlei se reincorporó a la carrera aún de líder, aunque más adelante fuera adelantado por Baldini –oro finalmente- y Keflezighi, que lograría la plata. Sin embargo, no se le escapó la medalla al brasileño: un bronce que supo a oro. De Lima entró en la pista del estadio olímpico eufórico. Corría en zigzag haciendo el avión y lanzaba besos al público. Más bien parecía un futbolista tras marcar un gol. El brasileño estaba todo menos indignado: “Da igual lo que me pasó”-confesaría- “Conseguí mi meta y estoy feliz de poder subir al podio con estos atletas”. Su reacción fue tan positiva que, junto a su medalla de bronce, le fue concedida la medalla Pierre de Coubertin, algo que sólo había sucedido en diez ocasiones en 116 años de Juegos Olímpicos, por la “extraordinaria demostración de juego limpio y valores olímpicos”. Recibió además durante su premiación una tremenda ovación por parte del público. “Mi felicidad es mayor que el odio”, declaró el atleta.
El Comité Olímpico Brasileño llegó a pedir una segunda medalla de oro para su atleta, cosa que no se produjo. No fue el único que la pidió: pocos meses después de estos hechos el boicoteador Horan escribió a Vanderlei pidiéndole perdón. Asimismo, escribió al COI pidiendo la entrega de una medalla de oro al atleta brasileño.
Como dijo el propio De Lima: “Para mí la concesión de la medalla Pierre de Coubertin es la mayor condecoración de unos Juegos Olímpicos y me convierte en un ejemplo y referencia”. Sin duda fue un ejemplo de los valores olímpicos, consiguiera o no el oro. Como era de esperar, fue recibido a su vuelta a su país como un auténtico héroe.
Actualización: Vanderlei de Lima ha sido honrado con otro premio no crematístico: ser el elegido para encender el pebetero olímpico en la ceremonia de inauguración de los Juegos de Río 2016