JOHNNY WEIR: PERSONAJE DENTRO Y FUERA DE LA PISTA DE HIELO
Johnny Weir es todo un personaje que sobrepasa su incidencia como deportista. Aunque comenzó relativamente tarde a patinar –a los 12 años- consiguió un gran nivel artístico, la característica más acusada de su estilo. Weir siempre llamó la atención por el vestuario marcadamente femenino que usaba en sus números. Fue olímpico, pero nunca alcanzó una medalla que quizá merecía. ¿Tal vez por homofobia? Reveladores fueron los comentarios durante los Juegos Olímpicos de Vancouver 2010, durante los cuales la televisión canadiense especulaba sobre su sexualidad. Públicamente se planteó que quizá Weir no fue galardonado con ninguna medalla, dejando de ganar puntos “por su traje y sus movimientos femeninos para no sentar un mal ejemplo en los jóvenes patinadores”. Se planteó a micrófono abierto que el patinador de Pennsylvania “debería pasar un test de género”.
Su tendencia sexual le lastró hasta que finalmente salió del armario en su autobiografía publicada en 2011 “para evitar suicidios de jóvenes gays”, aunque el propio Weir se había sentido molesto antes cada vez que era preguntado sobre su orientación sexual.
En lugar de convertirse en un icono de los gays, como notorio deportista que era, fue grandemente criticado por ellos al no querer apoyar el boicot a los recientes Juegos de Sochi debido a la legislación rusa contra los homosexuales. Al contrario, Johnnie Weir, conocido rusófilo, declaró públicamente que “hay que respetar la cultura del país que se visita”. Weir acudió a Sochi como comentarista de las pruebas de patinaje y, allí, le conmovió conocer al único activista gay de Sochi, el adolescente de 17 años Vlad. Tras los Juegos Weir realizaría un documental (“A Rusia con amor”) sobre la comunidad gay rusa, acompañado por ejemplo por la tenista Billie Jean King. El patinador se ha debatido este tiempo entre su incondicional amor por Rusia, con el que mantiene muchos vínculos, y la llamada para defender los derechos de los gays en ese país.
Volviendo a los Juegos de Vancouver hay que decir que Johnny fue objeto de otra polémica al contener su traje pieles de animales. Las críticas de animalistas fueron tales que se sintió forzado a desprender de su traje dichas pieles. Weir es precisamente un obseso de la moda, que denomina como “una extensión de mi cuerpo”. Aparte de diseñar sus propios trajes de competición -muy llamativos-, lo ha hecho para otros patinadores de la talla de Oksana Baiul, Denis Petujov o el propio traje con el que Yuzuru Hanyu ganó el oro en Sochi, amén de haber creado colecciones para el gran público que se venden en tiendas. Su creatividad se extiende al mundo de la música, aunque lo que le ha mantenido en el candelero han sido los llamativos modelos que ha llevado durante la Olimpiada de Sochi como comentarista de la NBC junto a otra ex patinadora: Tara Lipinski. El dúo ha tenido tanto éxito que la pareja ha seguido comentando durante otros eventos sin conexión con el deporte, como la mismísima gala de los Oscar.
Sobre el tan cacareado marcado estilismo de Weir en general y en Sochi en particular el propio ex patinador comentó que “llevar una chaqueta rosa en Rusia era suficiente llamada de atención al gobierno ruso como apoyo a los gays”.
Tener que hablar de asuntos mundanos sobre un deportista es triste. Aunque su carrera no llegara a despuntar nunca, pese a su alto nivel (su máximo trofeo fue una medalla de bronce en los Mundiales de 2007-08), fue sin duda un patinador que siempre llamó la atención.