MEAGAN DUHAMEL-ERIC RADFORD, LA PAREJA MÁS EN ALZA EN EL PATINAJE
La pareja de patinadores canadienses compuesta por Meagan Duhamel y Eric Radford se juntó para competir un tanto tarde y aún más tarde han florecido sus éxitos, rondando los 30 años en ambos casos. Meagan, que empezó a patinar a los tres años, pasó por dos parejas antes de dar con la que parece ser su media naranja perfecta en lo profesional. Primero con Ryan Arnold compuso la primera pareja en ejecutar un triple Lutz en paralelo en competición. Luego compitió junto a Craig Buntin, con el que empezó a forjar su sueño olímpico. El hecho de no alcanzar la plaza olímpica para los Juegos de Vancouver 2010, en casa, marcó a la diminuta patinadora de Ontario. Las lesiones atacaban a su pareja, por lo que Buntin decidió retirarse en ese mismo año olímpico.
Entonces apareció Eric Radford, el espigado coetáneo y paisano de Meagan. Eric también había pasado por un par de compañeras de patinaje hasta dar con la que se ha visto es la más idónea para él. Los éxitos de ambos se sucedieron, pese al incidente de la rotura de la nariz de él por un codazo de ella en pleno programa corto de los Mundiales de 2011. Ello no les paró.
Su más reciente y mayor éxito ha sido conquistar la final del Grand Prix de 2014. Siendo de un país no solo de gran tradición en su deporte, sino de fuerte competición, el dúo Duhamel-Radford ha ido superando al resto de parejas canadienses.
Su estilo, desmarcado del habitual corte clásico (usando músicas de Muse o compuestas por el propio Radford) les ha creado detractores entre los más puristas. Pero nada parece parar a esta pareja, que desde el verano de 2014 ha alcanzado el cuádruple lanzado, un logro más que notable si tenemos en cuenta además su edad y el relativo poco tiempo –cinco años- que llevan patinando juntos.
Pese a ello, decepcionaron en los Juegos de Sochi con un séptimo puesto en parejas que supo a poco, pero entraron en el selecto grupo de medallistas olímpicos al contribuir a la consecución de la plata en la -nueva- modalidad de competición por equipos:
“La competición por equipos fue una gran experiencia. Fue nuestro debut olímpico y patinamos como nunca. Fue una sensación inigualable. Guardaré siempre conmigo ese momento de los Juegos Olímpicos”, comentaba Duhamel.
Sobre esos Juegos celebrados en Sochi nos hablaron para Historias de los Juegos:
“El ambiente fue increíble allí esos días. Fueron momentos especiales y que recordamos como de mucha energía. Me gustó especialmente –nos dijo Eric- la colocación de la antorcha ahí en medio, donde estaba. Pero lo que más me sorprendió, gratamente, fue la sensación de total seguridad que tuvimos los atletas. Y que todo el mundo fuera muy amable con nosotros”
Duhamel y Radford iban a por la medalla en parejas y se la encontraron en la prueba por equipos. ¿Supuso ello una decepción para los canadienses? “En parte sí: la competición por parejas fue un tanto decepcionante para nosotros pero la medalla en la prueba de equipos nos hizo felices. Es decir, al final fue una competición equilibrada: satisfacción por un lado y decepción por el otro”
Ante la eterna diatriba para un deportista entre ganar en Mundiales o Juegos Olímpicos Radford parece tenerlo claro: “Los Juegos Olímpicos son muy especiales, pero no pueden serlo todo en tu carrera. Ganar un Mundial –que se celebran cada año- que tenga un buen nivel (recordemos que en los años postolímpicos cae el nivel de los Mundiales ante las retiradas de campeones y la lejanía con los siguientes JJ.OO.) puede llegar a ser lo mismo que vencer en una Olimpiada”.
Reconoce, en cambio, que “la visibilidad y la exposición, así como responsabilidad en unos Juegos es mayor que en cualquier otra competición”.
La pareja se siente afortunada por venir del país de donde vienen, donde el suyo es claramente un deporte-rey: “Los canadienses nos apoyan mucho. Nos sentimos por ello muy afortunados. Estando en Barcelona, con motivo de la final del Grand Prix, preguntaba a españoles si conocían a Javier Fernández y me dio mucha pena comprobar que algunos no le conocían. Eso no ocurriría en Canadá”.
Durante sus hasta ahora únicos Juegos, los de Sochi, los canadienses se llevan como recuerdo “hacer muchos amigos. Es una ocasión de encontrarte con tantísimos deportistas que no tienes en otras competiciones. Lo que más nos gustó fue hacer amistades que serán para siempre”.
Una Olimpiada puede contar con una presión añadida, más que en cualquier otra competición. Este dueto, sin embargo, no la sintió: “No sentimos presión exterior, pero sí la nuestra propia”. Algo especial tendrán estos Juegos Olímpicos para que Meagan llegue a afirmar que la no clasificación para los de 2010 fue “el momento más bajo de mi vida” y que “me empapé de cada instante vivido en Sochi, incluídos los entrenamientos”.