ALBERTO JUANTORENA: EL CAMPEÓN OLÍMPICO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA
Nuestro protagonista de hoy, Alberto Juantorena, ya medía de joven 1,92 metros, por lo que se dedicó al baloncesto. Como no se le daba lo suficientemente bien pero llevaba el deporte en las venas, se pasó al atletismo gracias al consejo de un polaco que cambió de cabo a rabo su vida: el que se convertiría en su entrenador, Zygmunt Zabierzowski. Él decidió que “el chico valía” para el atletismo y, no solo eso, sino que su guía le hizo convertirse en el primer atleta campeón olímpico tanto en una prueba de velocidad -400 metros- como en una de medio fondo -800 metros-.
El atleta cubano tiene mayor mérito, puesto que no empezó a entrenar una de esas distancias (la de los 800 metros) hasta el mismo año olímpico en el que acabaría logrando el oro. Ocurrió en Montreal 76. Allí era ya uno de los favoritos para la prueba más corta, pero nadie contaba con él para la de media distancia. Podría parecer baladí su hazaña, pero hay que tener en cuenta que el atletismo está muy especializado y, en el caso de las carreras, los atletas no simultanean distintas distancias porque las necesidades y exigencias son diferentes. Además, correr esas dos distancias hizo que Juantorena corriese hasta diez carreras (entre eliminatorias, semifinales y finales) en días seguidos, siendo el único corredor que lo hacía.
Zabierzowski estuvo preparando a su pupilo en secreto para la prueba de 800 m. Ni el propio corredor era consciente de que estaba entrenando para esa distancia. El polaco le explicaba que correr esa distancia en los entrenamientos era parte de la preparación para la prueba de los 400. Alberto llegó a asustarse cuando su entrenador le comunicó que también correría la distancia más larga, pues temió que el cansancio que le produciría la nueva carrera haría que no ganara medalla ni siquiera en “su” prueba de los 400.
Se achaca a la subestimación como una de las causas de su victoria sorpresa en los 800 metros, restando importancia a la que quizá lo sea verdaderamente: una táctica ideada por su entrenador polaco compuesta en agotar a sus rivales llevándoles a un ritmo más rápido de lo normal, él que estaba acostumbrado a las carreras más veloces de 400 m. Sea por una causa u otra o una combinación de ambas Alberto Juantorena consiguió el doblete en 400 y 800 m en “sus” Juegos: los de Montreal.
“El Caballo” –por la fuerza y potencia de su larguísima zancada que se situaba entre los 2,7 y 2,9 metros- o “El elegante de las pistas”, como se le denominaba en sus dos apodos, dedicó sus triunfos a Fidel Castro y la revolución cubana. Su fidelidad a la misma no ha decaído en ningún momento. Incluso una vez retirado trabajó para el deporte de su país durante muchos años como vicepresidente del Inder (=Instituto Nacional del Deporte) hasta su silenciada durante meses destitución. Aun así, el ex corredor se mostró dispuesto a colaborar en “cualquier punto de la geografía cubana donde pudiera ser útil”, llegando a afirmar que quiere ser “un soldado de la revolución”
Durante los años de su retiro ha estado promoviendo y aconsejando a nuevos atletas cubanos, llevando una vida sencilla, pese a ser miembro del COI y, con todo mérito, estar en el Salón de la Fama del Atletismo Mundial.