MUSEOS OLÍMPICOS Parte 1
Es imprescindible si hablamos de museos olímpicos hacerlo por el de Lausana. Recientemente remodelado, ofrece un sinfín de experiencias, desde “Cuánto sabes sobre los JJOO”, programa que mezcla las artes visuales con las manuales, hasta visitas guiadas, pasando por la obligada parada en la antigua Olimpia o “Encuentra el equilibrio entre la mente y el cuerpo”, algo que tiene que hacer todo deportista. La colección permanente de objetos, muy ampliada gracias a las aportaciones personales de los presidentes que ha ido teniendo el COI, se completa con exposiciones como “Atrapando el tiempo”, una visión sobre cómo el tiempo es percibido por los deportistas. El museo también dedica un apartado importante al seguimiento audiovisual de los Juegos en su sección “Transmitiendo los Juegos”.
Pero no hay que desplazarse tan lejos para poder visitar un museo olímpico. En Barcelona existe el llamado Juan Antonio Samaranch, con objetos de deportistas y un importante apartado dedicado, como no podía ser de otra forma, a la Olimpiada de Barcelona 92. Este museo en concreto quiere resaltar los valores del deporte, no ciñéndose al deporte de competición y, así, está dedicado también al deporte para personas con discapacidad, deporte escolar, etc. No faltan tampoco las exposiciones temporales como la de todos los bañadores que han lucido las exitosas nadadoras de sincro españolas.
Otro museo a destacar, aunque haya que viajar aún más lejos que a Lausana, es el Museo del Deporte de Finlandia, situado al lado del estadio olímpico que albergó los Juegos de Helsinki 1952. Además de contener la obligada sección dedicada a “sus” juegos y una colección de fotografías que supera las 200 000, reúne miles de objetos desde pósters de Olimpiadas hasta los primeros esquíes deportivos. Cuenta con una fundación que se dedica a la investigación sobre todos los campos del deporte, centrándose desde los años 70 a la actualidad. Se trata de uno de los museos del deporte –si no el que más- más antiguos del mundo, pues fue fundado en la década de los 30. La visita se puede completar con una subida a la torre del estadio olímpico, que está pegado al museo.
Ya tenemos más razones para viajar y para visitar lugares relacionados con una de nuestras principales pasiones.
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